Vida con el Lama by T. Lobsang Rampa

Vida con el Lama by T. Lobsang Rampa

autor:T. Lobsang Rampa [Lobsang Rampa, T.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Ensayo, Espiritualidad, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 1964-01-01T00:00:00+00:00


Capítulo VIII

Se abrió la puerta. El jefe y Buttercup entraron. Por el modo de andar, sabía que llevaban algo pesado o voluminoso. Miss Ku corrió a mi lado. «¡Uf! ¡Qué peste!», exclamó. Yo arrugué mi nariz. Había un olor acre, un olor como de conejo mojado, malas cloacas o un viejo Tom. «Bueno, gatas —⁠dijo el jefe⁠—, venid a decirle hola al mono». Puso algo sobre el suelo y ante lo raro de mis impresiones, sentí algo recorrer mi espinazo y mi cola empezó a ponerse como una escoba.

«¡Cuidado, Feef! —me advirtió miss Ku⁠—. Tenemos un singular compañero aquí. Está dentro de una gran jaula de loro. ¡Oh! ¡Jo! —⁠exclamó ella desmayadamente⁠—. Ha echado un escupinazo».

«¿Crees que podemos sacarle esta cadena? —⁠preguntó Buttercup⁠—. Estoy segura de que no pasaría nada sin ella». «Sí —⁠dijo el jefe⁠—, deja que le saquemos de la jaula primero». Se acercó a la jaula y oí el ruido como de una pequeña puerta al ser abierta. De repente, de una manera aplomante empezó la tormenta. Un ruido que era entre el sonido de las sirenas de los barcos que había oído en el puerto de Nueva York y el toque de niebla en el faro de Bailey en Dublín. Miss Ku se echó hacia atrás consternada. «¡Jolines! —⁠exclamó⁠—. Ojalá pudiera hacer un ruido tal y que no me pasara nada. Retírate, Feef, otro escupinazo». Yo me retiré varios pies atrás, sin volverme de espaldas a la criatura, entonces me incliné a miss Ku y pregunté: «¿La están matando?». «¿Matando? Por Dios, no. La criatura está neurótica, empezó todo este jaleo incluso antes de que la tocaran. El jefe le está sacando una gran y ruidosa cadena para que esa cosa esté más cómoda».

«Pon algunos periódicos en el suelo —⁠dijo el jefe⁠—, a ver si utilizamos la prensa para algo. —Oí el crujir de papeles y entonces la criatura empezó a chillar, silbar y aullar otra vez—. Miss Ku —⁠pregunté yo⁠—, ¿cómo le llamaremos a esa cosa?». «Yo voy a llamarle Monochillón, —replicó miss Ku—. ¡Por todos! ¡Oh, oh! —⁠añadió⁠—. Buttercup se ha salido realmente de sus casillas ahora». «Mira, Sheelagh —⁠dijo el jefe⁠—, si colgamos la jaula aquí entre las dos habitaciones, podrá ver más, ¿qué crees?». «Bueno, sí —⁠replicó ella⁠—, pero lo quiero fuera de la jaula». «Me parece a mí que necesita cuidados —⁠dijo el jefe⁠—, buscaremos a un vet para que le mire». «Feef —⁠susurró miss Ku⁠—, larguémonos. Va a venir un vet, tal vez pesque nuestros oídos. —Por si acaso nos retiramos al refugio debajo de la cama del jefe. Ma volvió del teléfono—. El vet vendrá mañana —⁠dijo⁠—, no quería venir, pero, como le dije, era difícil llevarle un mono. Vendrá hacia las once de la mañana». «O. K., Feef —⁠dijo miss Ku⁠—. Salvadas por el gong, puedes salir». «Miss Ku —⁠dije yo⁠—, ¿qué aspecto tiene este mono?». «¿Qué aspecto? ¡Oh!, como algo extraterrestre. Una criatura feísima. La última vez que vi algo tan horrible fue cuando Buttercup tuvo un bebé. Esto fue en Inglaterra, sabes.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.